GUERREROS MÍSTICOS

GUERREROS MÍSTICOS

miércoles, 7 de junio de 2017

Capitulo 06


GOSAXIPE WU
POLIZON A BORDO









“Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después”
MAURICE MAETERLINCK.

“¿Vienes del cielo profundo o surges del abismo, oh Belleza?”
CHARLES BAUDELAIRE.

“Todo lo que existe en el universo es fruto del azar y de la necesidad”
DEMÓCRITO.





– Y esta persona con cara de perro, ¿Quién es?
– No es un perro, es un chacal, su nombre es Anubis, es un Dios egipcio, su función es proteger los secretos de la muerte, fue él quien enseño los secretos de la momificación a los sacerdotes egipcios, es el guardián de Isis y de Osiris, por eso su estatua está en la entrada de todos los templos y también es la guía de las almas al otro mundo.
– Vaya, es impresionante, me pregunto si un día lo podre conocer.
– Jejeje, creo que si buscas bien, algún día lo encontraras.
– Sabes Abuelo – Un niño regordete de anteojos redondos y cabello revuelto caminaba junto a un hombre alto, de lentes dorados y cabello castaño aunque ya se le apreciaban algunas canas – creo que también voy a ser un arqueólogo.
– En serio Berni, eso estaría bien, tus padres estarían muy orgullosos.
– ¿En serio lo crees?
– Si… bueno, creo que ya debemos irnos, el museo cerrara pronto.
– Abuelo… que es ese libro que siempre llevas.
– ¿Esto? – Dijo sacando un pequeño libro de veinte por quince centímetros debajo de su saco a la vez que caminaban a la salida – es mi más preciado y querido tesoro, lo obtuve de un viejo amigo a inicios de mi carrera.
– ¿Y de que trata?
– Si te lo digo, te tendría que matar – el anciano se había agachado y sacado un pequeño cuchillo curvo que había puesto en el cuello de su nieto.
– Abu… Abu… Abu… – el niño se había quedado paralizado y con lagrimas en los ojos.
– Jejeje, era una broma – el abuelo apretó el cuchillo y un sonido chistoso salió de él, puso el libro frente a sus ojos y pudo ver una estrella de color ónix grabada frente al libro – pero debes entender que es muy peligroso saber algunas cosas y todavía eres muy pequeño para defenderte… de ciertas cosas.
– Bien, vayamos a la casa de tu primo Axel.
Aunque Aníbal había quedado en shock por la actitud de su abuelo, ante la sola mención del nombre de su primo, pego un salto y recrimino rápidamente – ¡¡¿Qué?!! Ya sabes que no me gusta visitar a Axel, es demasiado presumido, siempre quiere mandarme y eso que es dos años menor.
– Vamos, vamos, no debes olvidar que en los problemas siempre puedes contar con la familia.
– Pero Axel es…
– Nada de Axel es.
– Pero abuelo…
– Nada, nada, sin replicas, hagamos esto… – el abuelo tomo por el hombro a Aníbal, lo miro directo a los ojos y pronuncio en un extraño lenguaje lo siguiente:
Cuando tu corazón acepte tu destino, el cuerpo hará un viaje.
Por el tiempo y el espacio para encontrar su alma.
– No… no tan rápido abuelo, todavía no soy tan bueno.
– Eso es lo que está en la portada de mi libro –dibujo una sonrisa – cuando puedas decirme lo que significa ya no te obligare a ir a la casa de tu primo.
– ¡Disculpe señor! – Un oficial paso corriendo a un lado de Aníbal que estaba dormido en una silla cerca de la alberca, al despertarse vio como había un gran disturbio en todo el barco, los oficiales corrían de un lado a otro, los demás pasajeros no parecían darse cuenta, levantándose de su asiento se dirigió a uno que parecía jefe de los demás.
– Disculpe señor, ¿me podría decir qué es lo que está pasando?
El hombre se volteo algo molesto. Lo observo por unos segundos de arriba abajo como examinándolo, cuando pareció aprobarlo le respondió – No es algo de lo que deba preocuparse, simplemente al parecer a nuestro teniente que estaba encargado de contar a los pasajeros que abordaban el barco le salieron mal las cuentas y tenemos un pasajero de mas, por lo que le pediré que regrese a su habitación así como en unos momentos se lo pediremos a los demás pasajeros para contarlos personalmente, por favor tenga a la mano su boleto y su pasaporte, gracias –. Y así como empezó a hablar de la misma manera se cayó, se dio la vuelta y siguió dirigiendo a los demás oficiales. Aníbal se quedo sorprendido, si bien le había contestado su pregunta no le dio tiempo de replicar ni de decir nada más y al parecer por su actitud era lo mejor, así que decidió ir a por Melis para darle el aviso, pero ahora que lo pensaba << ¿Dónde estaba? >>. Si bien no tenía más de  veinte minutos dormidos la última vez que la había visto era cuando estaba jugando en la alberca pero ahora que la buscaba no la veía,  << ¿Se habrá ido a descansar? >>. Con este pensamiento se fue rumbo a su habitación, a medio camino escucho como por medio de los parlantes daban el aviso de pasar todos a sus habitaciones, pudo ver como al acabar varios pasajeros quedaron sorprendidos y unos mas asustados, pero todos por igual obedecieron el aviso. Al estar a unas cuantas habitaciones de la suya pudo ver como alguien entraba sigilosamente a su habitación, Aníbal pensó que por las prisas se había equivocado pero al llegar a la puerta nadie había salido y es más, ahora que estaba de frente a la puerta se acordó de que tenía que pasar la tarjeta que servía como llave para abrirla y la puerta no parecía forzada << ¿Seria Melis? >>. Saco la tarjeta de su bolsa trasera y lentamente abrió la puerta; como si se tratara de una de sus exploraciones entró dando pasos silenciosos y exploro el lugar, parecía todo en orden, atravesó el cuarto dirigiéndose al baño, lentamente abrió la puerta << vacio >>, corrió la cortina y se fijo en un pequeño estante pero no encontró a nadie, salió del baño y se acerco a la cama, de un rápido movimiento se dejo caer apoyándose con las palmas de las manos en el piso, se asomo por debajo de esta y nuevamente no encontró a nadie *ploc*. Al escuchar el sonido se levanto con la misma velocidad, giro la cabeza a donde provenía el ruido, la puerta del armario se había abierto. A paso precavido se fue acercando, con la mano izquierda abrió la otra puerta << nada >>, volteo hacia el baño, la puerta estaba cerrada, Aníbal sonrió y dio un paso hacia este.
– ¡¡¡ANÍBAL!!! – una voz le grito detrás de él y lo abraso por la espalda, asustándose al principio pero reaccionando rápidamente con su mano derecha golpeo con la palma las manos que lo sujetaban, estas dejaron de abrazarlo, dio un giro a su izquierda quedando detrás de su atacante, con su pie derecho le golpeo detrás de las rodillas y con su brazo izquierdo le sujeto del cuello tirándole al piso, estando en el suelo puso su pierna izquierda sobre el atacante para que no se levantara.
– A… A… Aníbal, soy yo… – Al darle la luz que pasaba por la ventana pudo ver que se trataba de Melis, asustado le soltó y se levanto de inmediato ayudándole a pararse.
– Yo… lo siento, no te vi, perdóname – Aníbal estaba pálido y no sabía que decir.
– No… *Coff* *Coff* no te preo *Coff* cupés, yo no debí *Coff* meterme sin avisar – decía sobándose el cuello y el estomago.
– No, no, yo debí identificar tu voz – y agrego sonriendo – tu tono.
– Oye, ¿Qué insinúas? – Dijo también sonriendo – pero de todos modos ¿Dónde aprendiste esos movimientos?
– ¿He? Ah… con mi primo… Axel…
<< Toc – Toc >>
– ¿Quién tocara la puerta? – pregunto Melis.
– Ah sí, deben ser los oficiales, al parecer hay un polizón a bordo – dijo mirando al baño – ¿Tienes pasaporte a la mano?
– Si – dijo sacándolo de la bolsa trasera del short – aquí esta.
– Ah – Aníbal soltó un suspiro de Alivio – que bien, ya tenemos suficientes problemas como para tener que dar más explicaciones – dirigiéndose a la puerta prendió la luz y abrió.
– Buenos días señor, al parecer nuestro… Ah… pero si es usted, bueno, así me ahorro el tener que decirlo de nuevo, hagamos esto rápido por favor enséñeme sus boletos y sus pasaportes – volteo a ver una lista que traía en una tabla electrónica en su mano izquierda – según esto, la habitación está ocupada para dos personas – volteo a ver a Melis – ¿Es ella su acompañante? – Esta pregunta hizo que se ruborizara bastante y estaba a punto de contestarle cuando Aníbal interfirió – No, ella no es mi compañera.
– ¿Qué? – Melis lo miro un poco enojada.
– Bueno, si es mi compañera, no la de la habitación, es mi compañera de universidad pero está en otra habitación como puede ver en los boletos.
El oficial tomo los boletos y pasaportes, los checo, comparo con la de las listas y verifico que habitación les correspondía  – Bueno al parecer tiene razón, los boletos corresponden con diferentes habitaciones, la de ella es la setenta y siete junto con la del Dr. Chǔn.
– ¿Dr. Chǔn? – dijo Aníbal un poco sorprendido.
– Si, pero según aquí, usted separo esta habitación para dos personas, ¿Dónde está la otra persona?
– Ah… bueno, yo este… – pero antes de que Aníbal pudiera inventar una buena escusa o siquiera decir algo, la puerta de la habitación se abrió, una chica de cabello castaño, de estatura mediana, piel blanca y envuelta en una toalla con el cuerpo mojado salió de él, los presentes giraron de inmediato, el oficial se quedo sorprendido, Aníbal estaba con la boca abierta y Melis estaba sorprendida, después de unos segundos la chica recién salida del baño fue la primera en hablar.
– Oh, perdón, no sabía que teníamos visita, creo que me iré a cambiar – se dio media vuelta para regresar al baño pero el oficial lo impidió.
– Disculpe señorita, heee… pero me permite su boleto y su pasaporte por favor.
– Por supuesto pero me permite antes cambiarme, no estoy en condiciones de…
Aníbal todavía estaba sorprendido, no pensó que el polizón fuera aquella bella mujer y por alguna extraña razón le era tan conocida, quería ayudarla pero no podía hacer aparecer un boleto de la nada, solo había comprado dos y uno era de Melis…  – Aquí tiene – Aníbal había sacado un boleto del cajón dándoselo al oficial, es mi compañera de habitación.
– Mmm muy bien, ¿y su pasaporte?
– Ah… yo… este…
Melis estaba todavía embobada viendo a la chica <<No puede ser>> se tallo los ojos, volteo hacia Aníbal y el oficial, se llevo su mano a su bolsa trasera del short, se le quedo viendo a la foto y después a la chica – Aquí esta – le entrego un pasaporte al oficial, este lo checo y reviso en la tabla electrónica – Bien, todo parece en orden, solo les pediré que por favor no salgan hasta que escuchen el aviso por los parlantes, gracias. – Les entrego los documentos, dio media vuelta y salió por la puerta
– ¡Espera! – Aníbal detuvo a la chica en toalla – Yo… este… ¿Quién eres?
La chica lo miro confundido, se le quedo viendo, después volteo hacia Melis que estaba todavía muy sorprendida, finalmente volteo de nuevo su mirada a Aníbal – Voy a ponerme algo de ropa.
– Oh si, perdón – Aníbal se ruborizo y bajo la mirada – adelante.
– Así que por eso te asustaste cuando entre – exploto Melis – querías estar sola con ella y yo… y yo que creía que… ¡te odio! – termino con lagrimas en los ojos, camino hacia la puerta pero Aníbal la detuvo.
– Espera Melis yo no la conozco, bueno, a decir verdad me parece conocida pero no logro recordar donde la he visto antes.
– ¿Qué? ¿Y por que la ayudaste? ¿Y qué hace desnuda en tu… nuestro cuarto? ¿Y por qué demonios tienes su boleto si no la conoces?
– No es su boleto, más bien es el tuyo, el que compramos para ti.
– ¿Mi boleto? – Melis pareció tranquilizarse un poco – pero… pero… ¿Por qué la ayudaste?
– Ya te dije, me parece que la conozco y… – dijo ruborizándose – es que me dio algo de… Pero de todos modos ¿Que hacías tú con su pasaporte?
– He… yo… yo… – Melis pareció contrariada por la pregunta – pues es muy raro, cuando estaba acomodando mi ropa, me di cuenta que en mi mochila no había nada de lo que empaque, más bien estaba este pasaporte, un flotador, unas comidas enlatadas, un mapa y otras cosas extrañas, me sentí muy contrariada, yo siempre tuve mi mochila, no sé cómo pudo haber sucedido.
– Espera, no me dijiste que el anciano ese que te ayudo, te dio tu mochila cuando abordaste – Melis abrió los ojos sorprendida y se llevo una mano a la boca – y dijo que su nieta lo acompañaría, no podría ser posible ¿que ella subiera buscando a su abuelo?
– Si, es posible, pero esperemos a que salga, a ver que nos dice.

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